miércoles, 18 de abril de 2012

Vanidades banales.


Vanidades banales.

Soy un arlequín, un trapecista saltando al vacío,
la lluvia de abril huyendo de amores y mares baldíos.
Soy la mitad de las mitades que llevan tu nombre,
la escasa piedad que guardan los tristes
cuando recuerdan tiempos mejores.

Tú el pentagrama borrando las líneas,
en Clave de Sol provocando mi arritmia,
si hubiera tenido las luces de haber aprendido solfeo,
Morfeo estaría aturdiendo a otro reo en la noche.

Pero qué hacer ahora si esconden tus mangas
pinceles cual ases, pintando bocetos
de mi caricatura en lienzos feroces,
no toda luna nace sabiendo
cómo atraer en silencio a las fieras.

Tengo ganas de llorar espinas,
a ver si así crecen flores,
crucificar en mis labios tu iris,
descifrar los enigmas que invento en tus sueños.

Quizás ha llegado la hora
de enterrar el cadáver que habita estas páginas,
y hacerle justicia a cada palabra de odio o de amor
que pisó por nosotros los suburbios del infierno.

A veces me pregunto cómo pude resumirte en un poema,
el secreto está en utilizar metáforas
comparándote con la soledad, la muerte y la vida,
que vienen a ser lo mismo que tus ojos.

jueves, 12 de abril de 2012

Dimes y diretes.



Dimes y diretes.

El eco del ruido
que ocasiona empezar
una página en blanco,
suele darnos miedo,
a veces preferimos
rellenarla con comas,
otras,
con puntos y seguido,
pero eso viene a dar igual,
si cada vez que cogemos el lápiz,
las palabras se atragantan
y la contradicción
entre cabeza y corazón
no nos permite dar rienda suelta
a las emociones que dan lugar
a paraísos prohibidos,
a recuerdos de cabecera,
a todo lo que por necios,
dejamos que se fuera,
y ahora escuece en este lápiz
impidiéndonos cambiar de libro,
alimentando los sueños no cumplidos,
en vez de los que quedan por soñar.

domingo, 8 de abril de 2012

Penitencia bajo llave.


Penitencia bajo llave.

El beso de Judas,
el puñal que clavó Caín
en la piel muerta de un Abel herido
por su propio orgullo,
la piedra de David a un Goliat
que demuestra cómo la debilidad
puede ganar terreno a la fortaleza,
la sangre de un cáliz
vertida en la boca que roza el pecado,
las semanas no santas
que pagué a tu lado ante tanta desdicha,
los mordiscos de amores que dejan cicatriz,
el aire que falta y cubre
espacios vacíos que reclama el viento,
la sed insaciable que bebe mi sed
y escupe silencio.

Me sobran miradas que rompen cristales,
impaciencias que alcanzan
la quietud de la noche,
me faltan motivos,
me mecen las nubes,
me invade el recuerdo.
Hoy sopla la arena
sobre un mar de caídos,
la tierra de nadie es tierra de todos,
habitada por lobos que se nos parecen.

'Quiéreme', fue lo último que dije,
después las palabras
quedaron reducidas a suspiros
que decían sin decir
todo lo citado anteriormente,
que por delito o delirio te concierne,
aunque no te pertenezca.

Aunque poco te importe,
el dolor no lo cura
la sal del olvido,
con franqueza te advierto
de lo que aprendí
en este tiempo de abstinencia
hacia un pasado
que en realidad
era solo alpiste
para pájaros sin alas
que no soñaban con volar
ni si quiera dormidos.